Actualmente se suben aproximadamente 60.000 canciones diarias a Spotify. Sí, sí, 60.000 canciones cada día. Lo más curioso es que, según el nuevo informe de MRC Data, durante el primer semestre del año 2021 el consumo de música de catálogo, o lo que es lo mismo, cualquier canción que lleve más de 18 meses en el mercado, aumentó por encima del consumo de nuevos lanzamientos.
Sin embargo, el porcentaje del consumo total de álbumes correspondiente a la música "actual" -es decir, la música lanzada hace menos de 18 meses- sigue disminuyendo. En el primer semestre de 2021, según el informe de MRC Data, la música "actual" representó solo el 33,6% del consumo total, frente al 36,1% del primer semestre de 2020.
En términos reales, esto es lo que significa: De los 434,7 millones de ventas de álbumes "equivalentes" en Estados Unidos en el primer semestre de este año, aproximadamente 288,6 millones fueron de discos de catálogo.
Y, con música de catálogo no sólo entendemos la música que, como acabamos de ver, lleva en el mercado más de 18 meses, sino también aquella que lleva 10, 30 o 70 años. Pero, ¿a qué se debe esta tendencia? ¿Por qué nos gusta más la música de antes que la que escuchamos ahora?
‘Cualquier tiempo pasado fue mejor’
Os suena esa frase.. ¿verdad? Y más aún cuando estamos viviendo una pandemia mundial en la que parece que todo lo que pasó antes del 1 de diciembre de 2019 es terriblemente maravilloso. Y todo lo que nos vino después, un auténtico horror. Y es que todo esto del Covid-19 también tiene mucho que ver con la música. Hablar de música implica hablar de emociones. Los seres humanos echamos de menos momentos, recuerdos y situaciones en las que fuimos felices. Esas situaciones las asociamos, inconscientemente, a lo que comimos, con quién estábamos y, por qué no, a la música que escuchábamos. De esa manera, al igual que extrañamos y sentimos nostalgia por ese momento, creyendo que fue el mejor de nuestras vidas, lo hacemos con la música. Pero, he de decirte que...
No es nostalgia, es química.
Y no, no nos gusta más la música de antes porque la de ahora es una mierda -ojo que yo no estoy diciendo que lo sea-. A lo largo de la historia del ser humano, numerosos estudios científicos han demostrado que escuchar música genera reacciones químicas en nuestro cerebro. Dopamina, serotonina, oxitocina, sustancias que también se liberan cuando comemos chocolate, cuando vemos una película sensiblona, cuando nos cruzamos con ese ex que tanto echamos de menos, y un largo etcétera de situaciones que nos producen alegría y felicidad. Ese proceso es común en todos nosotros y no hay nada que podamos hacer para escapar de él. Es inútil poner resistencia: la música está específicamente creada para que le añadamos memorias, recuerdos, sentimientos del pasado y emociones. Si le quitamos ese componente, ¿Para qué queremos la música entonces?
Lo mejor de todo es que es en la adolescencia cuando nuestro cuerpo libera más sustancias químicas, además de que es a través de lo que aprendemos durante estos años cuando se crea nuestra personalidad e identidad como individuos.
¿Y en qué deriva eso? pues según David Levine, autor de This Is Your Brain on Music: The Science of a Human Obsession:
''Las canciones que escuchábamos cuando éramos adolescentes son Nuestras Canciones''
La nostalgia, por tanto, no es una mera imposición cultural o una ocurrencia de la industria musical, se asienta de forma indiscutible en lo más profundo de nuestro cerebro, y a partir de ahí es imposible borrarla de de nuestra mente.
La auténtica máquina de viajar en el tiempo.
Aquella canción que sonaba en tu serie preferida, o aquella otra que sonaba en la radio mientras ligabas por Messenger con tu crush del momento o la que escuchabas de fondo durante aquel primer beso una noche de verano. Todos esos momentos y la música que sonaba de fondo, marcarán un antes y después en tu vida adulta.
Volver a escuchar esas canciones, grupos o discos se transforma, por tanto, en un poderoso ejercicio de retrospección personal. Para algunos puede incluso llegar a ser, literalmente, como revivir ese momento. Y eso ninguna canción presente o futura podrá conseguirlo.
Cuando recordamos con añoranza a alguien, todos los seres humanos tendemos a creer que es porque echamos de menos a la persona en sí, sin embargo, lo que realmente echamos en falta es cómo nos hacia sentir. En realidad, por muy egoísta que suene, nos estamos echando de menos a nosotros mismos y lo que sentíamos en ese momento. Es por eso que, al escuchar cierta canción de repente nos trasladamos automáticamente a momentos en los que fuimos felices, porque sí, la música es el único medio capaz de hacernos viajar en el tiempo.
Y por eso los Beatles, los Rolling Stones y los Backstreet Boys siguen publicando álbumes y llenando estadios a día de hoy. Porque como ya venimos diciendo desde hace tiempo en varios artículos, no hay nada más poderoso que las emociones.
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