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¿Por qué invertir en música?

Actualmente invertir en música está en boca de todos los que formamos parte de la industria musical; comprar y vender catálogos está más de moda que Rauw Alejandro, pero, en el artículo de hoy no nos referimos a ese tipo de inversión. ¿Sabemos realmente qué importancia tiene la música para un país? ¿Cómo influye en su economía? ¿Le damos el valor que realmente tiene? En el artículo de hoy hablamos de Corea del sur y de cómo logró conquistar al mundo entero con su música popular.




¿Qué tienen que ver aquí BTS y el K-POP?


La semana pasada, las superestrellas del K-Pop BTS vendieron aproximadamente 1.35 millones de entradas para su evento de live stream en Sowoozoo, recaudando 71 millones de dólares en un solo concierto con un público de 135 países diferentes. El grupo de K-pop más popular actualmente, formado por Jin, Jimin, Jungkook, J-Hope, V, Suga y RM ha alcanzado ya el sorprendente valor de 4 mil millones de dólares dentro de la economía surcoreana.


Y esto no es nada nuevo. Según la conocida revista Forbes, esto solo es el resultado de una política estatal deliberada e intencionada que, a lo largo de dos décadas, ha posicionado la música como un sector prioritario en Corea del Sur. Este conjunto de políticas reconoce el poder que tiene la música, su impacto positivo en el turismo y la marca nacional del país y su capacidad para trascender la cultura, el idioma y las divisiones. Estas políticas están funcionando tan bien que el K-Pop se ha convertido en un género mundialmente conocido y predominante en los principales charts de las plataformas de streaming. El K-pop ocupa los puestos número uno y sigue creciendo exponencialmente, conquistando a las masas a nivel internacional.


El país coreano ha conseguido crear un producto que atrae a todo el mundo. Un producto de éxito global. Y es que, sin ir más lejos, Corea del sur dedica más de 15 millones de dólares al año a fomentar la producción cultural de masas. Una parte importante de este presupuesto se destina a la promoción del K-pop, pop coreano producido y comercializado por las principales discográficas surcoreanas.


El negocio del pop coreano es un círculo perfectamente cerrado y completamente organizado, incluso manufacturado al dedillo, donde ningún aspecto de la producción se deja al azar. Como dice Lee Soo-Man, director ejecutivo de la prestigiosa discográfica surcoreana SM:


La estrategia de nuestro grupo se basa en la lengua. Fabricamos boy-bands a partir de castings eligiendo a chicos que hablen varios idiomas. En general nuestras boy-bands son capaces de cantar en cuatro idiomas: coreano, japonés, inglés y mandarin. Además, nuestros artistas son multi-purpose stars, lo cual significa que están formados para cantar, bailar, actuar en una serie de TV y ser modelos. Son muy polivalentes. Y con esta receta es como hemos lanzado la moda de las boy-bands coreanas.

El K-pop es actualmente una industria que genera un volumen de negocio enorme y que crece a un ritmo seis veces mayor que el PIB surcoreano. Para el gobierno asiático el K-pop es puro marketing. Es una herramienta perfecta para vender la imagen de marca de su país. Se utiliza como punta de lanza cultural y económica para atraer a la juventud mundial al consumo de las mercancías surcoreanas.


Según el propio Jong-Pil Shin, del departamento de servicio de la Industria Cultural, dentro del Ministerio de Cultura del país asiático:


“El K-pop es el elemento central de nuestra estrategia de expansión cultural y repercute directamente en el turismo. De los 10 millones de turistas que vinieron el año pasado, un millón había conocido Corea gracias a este movimiento”


Y por si fuera poco, como sector, es uno de los principales productos de exportación del país, junto con el del automóvil y la tecnología. Y esto no ha sucedido sin más. En Corea del sur apostaron a muerte por su música e invirtieron en ella hasta conseguir sus objetivos. Tenían una intención y una visión muy clara de lo que querían hacer con el K-pop: un éxito global de masas. Y esto podría ocurrir en cualquier parte del mundo.



¿Por qué tiene Corea del Sur tanto interés en la música?


En 1997-1998, Corea del Sur estaba inmersa en una crisis financiera que generó que su marca nacional quedara bastante perjudicada. Ante el temor de una fuga de cerebros y la incapacidad de atraer a los mejores talentos, se creó un Ministerio de Cultura con un departamento específico encargado de desarrollar la música pop del país. Esto coincidió con el fin de la censura estatal (en 1996) y la eliminación del embargo cultural con Japón en 2000, lo que provocó un aumento del consumo japonés de la cultura coreana, y lo que sigue la yo sabéis: cuanta más demanda, más oferta. La música, junto con otras formas de cultura, se consideró una manera de acelerar la recuperación económica, por lo que se adoptaron políticas de apoyo al desarrollo cultural y se invirtió en la creación y comercialización de música. No se trataba de financiación. Se trataba de una inversión. Hace diez años, allá por 2011, el K-Pop ya conquistaba los oídos de los newyorquinos, agotando entradas en Madison Square.


La inversión fue constante y paciente. lo que demuestra que el gobierno surcoreano entiende el "poder blando" (del inglés soft power) que tiene la música para impulsar la recuperación. Con poder blando nos referimos a "la habilidad de un Estado para persuadir a otros países evitando el uso de la fuerza o la coerción, valiéndose de medios más sutiles, como su cultura, su modelo social o sus valores políticos". La música, en este caso, fue la mayor inversión del Ministerio surcoreano y actualmente es el sexto sector más rentable del mundo, a pesar de que solo representa el 8% de la producción mundial.


Pero no todo fue de color de rosa. Hasta finales de los años 90, el enfoque exactamente opuesto. La música popular estaba prohibida. Pero a medida que el interés por la cultura fue creciendo las autoridades surcoreanas comprendieron que la música, como cualquier otro sector, podía crear un impacto brutal si recibía la inversión que necesitaba para crecer. Desde la educación a la sanidad, pasando por la provisión de espacios y lugares para la música o la inversión directa en el desarrollo de la industria y el turismo,


El impacto que tiene música coreana en el mundo se debe, en parte, a estas políticas estatales que reconocieron lo valiosa que podía ser para la economía en general, y para un país en concreto. El grado de organización y rentabilidad de la industria del K-pop es tal que es muy probable que este mismo modelo de negocio se expanda y acabe siendo imitado por todas las discográficas a lo largo y ancho de todo el mundo.


Y lo mejor de todo es que este enfoque puede recrearse en cualquier lugar. Si bien es cierto que el atractivo del K-Pop, sus bailes, su exigencia y su perfección puede no reflejarse en otros géneros, el poder de la música para aumentar el comercio, mejorar la imagen de marca y apoyar el desarrollo del país es una carta que todos los países tienen sobre la mesa. Ya es decisión de cada uno si jugarla o no.





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