Cristian Larrosa, CEO y Fundador del Grupo Larrosa, uno de los ecosistemas de compañías musicales más innovador de los últimos años, cuenta para Industriamusical.com lo que no se sabe sobre la venta de catálogos musicales, su consideración como activos financieros y qué es lo que sucede en los mercados de habla hispana con esta tendencia que lleva dos años acaparando la atención de la industria musical.
Creó Larrosa Music Group para financiar a músicos, artistas, sellos discográficos y empresas de música sin la necesidad de un banco o anticipos discográficos, editoriales o de sociedades de derechos. Iniciando actividades durante la emergencia sanitaria por COVID Larrosa Music Group ejecutó el modelo inspirado por una iniciativa similar del ícono David Bowie, con todo tipo de ingresos relacionados con la música, como tarifas de actuación, espectáculos, incluyendo también a ingenieros, asistentes y otros.
Dada la informalidad que existe en algunos de estos casos, muchos de estos trabajadores de la música no tenían facturas o documentación oficial para presentar, por lo que además hicieron pequeñas donaciones y en total, distribuyeron más de 25.000 dólares. Pero la idea era enfocarse en un modelo específico y hacerlo crecer: el modelo de la financiación por regalías.
IM – ¿Es verdad que es más difícil el acceso a financiación para la industria de la música o es solo un mito?
CL- La gran mayoría de instituciones financieras y, sobre todo, los bancos a los que la mayoría de la sociedad acude en busca de financiación, se muestran escépticos a la hora de financiar proyectos musicales ya que no entienden cómo funciona la industria o a la música como un bien, o activo financiero.
IM – ¿Es igual para una compañía discográfica, editorial, o un artista bastante consolidado? ¿También tiene problemas para conseguir financiación?
CL- Si hablamos de instituciones financieras tradicionales, el problema es el mismo: no entender cómo funciona la industria musical y el valor de, por ejemplo, un catálogo musical cómo un bien, como un activo. Lo pueden considerar un activo “alternativo” (diferente a los más tradicionales como acciones, bonos, propiedades, etc) y normalmente no cuentan con especialistas que entiendan las características específicas que le asignan un valor particular. Por lo que si bien una empresa de un artista, discográfica o editorial puede obtener financiación de acuerdo con su facturación, la institución financiera no toma el valor per se de un catálogo musical como para considerarlo, por ejemplo, un colateral o garantía ante un préstamo. O si lo hace, no sabe realmente como valorizarlo. Es como si de una casa tomara simplemente los ingresos por alquiler y no el valor de la propiedad en sí. Por eso nosotros nos dedicamos a asesorar a entidades financieras privadas que sí están logrando ver el potencial de la música como activo financiero, además de estar involucrados en varias operaciones con artistas de renombre que han tenido inconvenientes a la hora de solicitar financiación en una entidad financiera tradicional o incluso a sus discográficas o editoriales por tener anticipos aún pendientes.
IM – ¿Qué pasa con España y Latinoamérica? ¿Se realizan operaciones? ¿Por qué no escuchamos nada sobre ellas?
CL- Se realizan muchas, la mayoría de carácter confidencial, aunque no tantas como se podría. Según nuestra experiencia, además de ser un modelo nuevo para la región, los factores clave tienen que ver con ciertas características de nuestra cultura y sociedad hispanoamericana: aquí somos mucho más pasionales, algo que hace que la conexión emocional entre la obra y su creador sea más fuerte y cueste desprenderse. Pero a la vez también sabemos detectar muy bien las oportunidades y al leer una noticia que habla sobre Bob Dylan vendiendo sus catálogos por muchísimos millones, nos hace pensar que quizá podamos justificar dejar un poco de lado esa emoción si logramos una oferta similar. Por eso nos sucede frecuentemente que, al recibir un catálogo hispanoamericano para analizar, se nos habla de montos de facturación que luego no son tan así, se omiten cifras de adelantos que luego salen a la luz, o hasta incluso se reciben reportes falsos. Generalmente en Hispanoamérica se pretende obtener ofertas altísimas que normalmente no se ajustan al potencial actual de un catálogo o al mercado. La cuestión está en entender que las ofertas deben adaptarse a la facturación y comportamiento reciente del catálogo, además de la edad y características e impacto sociocultural del mismo. No se puede lograr una valoración o una oferta mirando únicamente el valor artístico o emocional intrínseco que se le pueda haber asignado en el tiempo, o la facturación total si el consumo del catálogo en el último año cayó considerablemente. Aun así, varios catálogos de música hispanoamericana que obtienen ofertas más que interesantes, pretenden fórmulas de valoración fuera del mercado.
No se puede pretender lo de Bob Dylan, que fue parte de operaciones que han sido sobrevaluadas por fondos que hoy tienen problemas por ello, o sin haber tenido el impacto socio cultural y económico que su música tuvo. Al menos hoy. Seguro que, dentro de algunas décadas, se podrá incluso pretender más que Dylan, con el impacto socio cultural y económico que la música en español está teniendo en el mundo. Pero esa historia aún se sigue escribiendo.
IM – Entonces ¿Qué tipo de operaciones realiza Larrosa Music Group?
CL – Durante el último año hemos cerrado varias operaciones de catálogos de masters, sobre todo de librerías musicales, canciones instrumentales o de acompañamiento que funcionan muy bien en tiendas digitales en mercados cómo India, China o México. También hemos cerrado operaciones con derechos de autor de canciones muy importantes de habla hispana y de grandes artistas, además de estar en proceso de análisis de muchas otras y cerrar a través de nuestros partners americanos -SongVest- obras de Eminem, Dr. Dre, Beyonce, Dua Lipa entre otros.
Por otro lado, trabajamos adelantos en sociedad con distribuidoras digitales de música o sociedades de gestión de derechos y otras compañías que necesiten financiación, tanto para retención de miembros, captación de nuevos talentos o simplemente para ofrecer un servicio alternativo sin desplegar fondos propios. Esto también nos está llevando a desarrollar nuestro propio modelo de gestión de derechos y cobros por regalías utilizando tecnología blockchain, con miras a poder hacer todos los procesos más eficientes y transparentes, aunque ese es otro tema incluso más complicado de entender que el de la compraventa de catálogos musicales.
IM – Es cierto que se escuchan cifras astronómicas en este tipo de operaciones. ¿Cómo se valora un catálogo musical?
CL – Lo primero que se tiene en cuenta es la facturación del último año, la edad del catálogo y su comportamiento en los últimos años, el impacto socio cultural o artístico del artista y/o las obras y el tipo de catálogo -si son grabaciones, derechos de autor, etc. Se establece un multiplicador que según el estado actual del mercado podemos situar de forma general entre x3 y x5 para catálogos de grabaciones del tipo librerías o instrumentales; x5 y x9 para catálogos de derechos que facturan menos de 1M al año, entre x10 y x12 para los catálogos que están entre 1M y 5M , y en más de 5M hemos visto que se puede llegar hasta incluso x24, pero todo esto depende del impacto del artista o su obra.
IM – Escuchamos sobre fondos de inversión que trabajan como editores musicales y también grandes editoriales que trabajan como fondos de inversión. ¿Quiénes son los que compran estos catálogos?
CL – Existen inversores privados, fondos de inversión e incluso editoriales que se han transformado en una especie de fondo de inversión y utilizan sus recursos en el mundo de la edición musical para obtener más rendimiento sobre los catálogos que adquieren y los fondos de inversión que se han transformado, además, en editoriales musicales contratando especialistas para optimizar el rendimiento de los activos musicales que adquieren. Tenemos contacto con fondos institucionales que también quieren comenzar a invertir en música ya que todos los perfiles coinciden en algo: financieramente, la música es un activo con un comportamiento previsible por la cantidad de datos disponibles, es viable a largo plazo, el mercado musical en general muestra un crecimiento constante y no está correlacionado con los mercados financieros tradicionales.
IM – ¿Qué sucede con la propiedad intelectual?
CL – La propiedad intelectual sigue siendo de los propietarios de los catálogos. En ningún momento se transfiere ningún tipo de derecho intelectual y solo se opera sobre el derecho de crédito, es decir, lo que se venden es el derecho a poder cobrar lo que genere económicamente ese catálogo en un futuro y por el tiempo que se determine -de por vida, o bien de forma temporal o hasta recuperar en casos de adelanto-. Esto siempre queda de forma específica en el catálogo.
IM – ¿Cómo se accede a estas oportunidades? Tanto los propietarios de canciones y catálogos como aquellos que quieren invertir.
CL – Quienes tengan catálogos en propiedad y quieran hacer una valoración, lo pueden hacer a través de nuestra web en www.larrosa.pro en la sección “Catálogos”, y quienes deseen invertir a través de la sección “Invierte” donde podrán suscribirse a SoundInvesto, nuestro vehículo de inversión desde donde enviaremos algunos catálogos, mientras terminamos el Marketplace de inversión que lanzaremos en 2023.
Cristian Larrosa estará presente próximamente como speaker en BAFIM (Feria internacional de Música de Buenos Aires) donde dará el módulo del Campus referente a nuevos modelos de negocio, en el BIME PRO en Bilbao, España (Bizkaia International Music Experience) como speaker sobre Blockchain y Financiación, en Monkey Week Pro en Sevilla, España hablando también sobre nuevos modelos de negocio y blockchain, antes de atender a la 22a entrega del Latin Grammy® en Las Vegas donde participará de algunos eventos destacados.
Entrevista extraída de Industriamusical.es
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