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KKR compra un catálogo musical a Kobalt por 1.100 millones de dólares y lo divide en partes.

La gran entidad financiera KKR, compra un un catálogo masivo de derechos para dividirlo en partes y vender esos bonos a inversores para obtener un beneficio incluso mayor del inicial por su venta. Te contamos todos los detalles en el artículo de hoy.



En la segunda quincena de octubre, KKR -a través de su nueva empresa Chord Music- adquirió una amplia cartera de derechos de Kobalt por 1.100 millones de dólares. Ahora, KKR está dividiendo ese catálogo en bonos, y buscando una buena calificación para ellos.


Según Bloomberg, KKR Credit Advisors está utilizando un catálogo de 65.000 canciones -incluyendo éxitos de The Weeknd, Stevie Nicks y Childish Gambino- para vender más de 732 millones de dólares en valores respaldados por derechos de autor y de grabación.


Así lo indica un informe de preventa de la agencia Kroll Bond Rating, que también revela que Kroll espera dar a la operación una calificación de "A", la sexta más alta posible. Resumiendo su proceso de calificación, Kroll dijo que el futuro crecimiento del streaming podría aumentar los flujos de caja de los activos, pero que también tuvo en cuenta el peligro de que ciertos autores de canciones pudieran, en virtud de la legislación federal estadounidense, recuperar los derechos de sus composiciones antes de lo previsto.


El pionero en hacer esto de partir sus derechos de autor en bonos y venderlos fue David Bowie que, junto con David Pullman, lanzó los "Bonos Bowie" a finales de los años noventa. Sin embargo, cuando el espectro de la piratería empezó a rondar la industria musical, en 2004 estos bonos fueron rebajados por Moody's de una calificación A3 a Baa3. Los bonos de Bowie acabaron devolviendo la totalidad de la inversión de 55 millones de dólares que atrajeron de los inversores, más un tipo de interés acordado. Pero la piratería musical asustó a Wall Street, que echó para atrás el potencial de los derechos musicales como base para los bonos.


A día de hoy, con plataformas de streaming como Spotify, todo esto ha cambiado. Gracias al streaming, y a sus previsibles patrones de ingresos futuros por derechos de catálogo, se puede predecir cómo será la actuación de cada obra en el futuro. Además, también ha aumentado progresivamente la confianza de Wall Street en la inversión en activos musicales, ayudado por el rendimiento de empresas como Hipgnosis Songs Fund, Larrosa Music Group y Primary Wave.


KKR no es la primera empresa que lanza su propio equivalente de los "Bonos Bowie" en la era moderna: En diciembre, la empresa de capital riesgo Northleaf Capital anunció que iba a recaudar 303,8 millones de dólares mediante la venta de valores respaldados por activos (ABS) basados en derechos musicales, incluidas las canciones creadas por Pete Townshend y por la estrella del country Tim McGraw. Esta noticia se produjo poco después de que Northleaf, con sede en Toronto, se hiciera con una participación en los catálogos musicales de Spirit Music Group mediante una operación de 500 millones de dólares. Al igual que la oferta de KKR, se esperaba que esos bonos respaldados por la música de Northleaf obtuvieran una calificación "A" de la agencia de calificación de bonos Kroll.


Los bonos actúan de forma parecida a los préstamos, pero con un grupo de inversores que entregan dinero a una empresa, en lugar de que dicha empresa obtenga ese dinero mediante deuda bancaria. Cuando todo va bien, estos inversores recuperan su dinero (más los intereses) a través de los ingresos generados por un activo subyacente (en este caso, los derechos musicales) durante varios años.


Para aumentar el interés y la confianza de los inversores en las ofertas de bonos, éstos son "calificados" por instituciones financieras como Moody's, Standard & Poor's y Fitch. Los vendedores de bonos suelen buscar una calificación "A" o superior; una calificación mucho más baja hará que se califique a algo como bono "basura".


La industria musical esperará ahora a ver qué otros titulares de derechos podrían recurrir a la venta de bonos basados en la música para obtener capital, ya que se abre un nuevo capítulo en la financiarización de los derechos musicales.


FUENTE: MUSIC BUSINESS WORLDWIDE



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