Cuando el algoritmo no alcanza: por qué la viralidad no construye fans.
- María José Clutet

- 7 oct
- 2 Min. de lectura
Los algoritmos de recomendación han transformado la forma en que descubrimos música: hoy, una canción puede recorrer el mundo en segundos y convertirse en tendencia. Pero esa velocidad no siempre construye relaciones duraderas. Muchos hits quedan atrapados en el loop infinito de clips virales y no impulsan al oyente a explorar el resto del catálogo. El verdadero reto ya no es lograr que una canción se vuelva popular, sino diseñar experiencias que conviertan esa primera chispa en una conexión sostenida y en fandom real.

Según los resultados del último estudio de MIDiA Research -titulado "All eyes, no ears: Why virality is not building fandom"- la industria musical enfrenta un problema estructural: los algoritmos de recomendación generan canciones virales a una velocidad sin precedentes, pero no logran convertir ese alcance en escuchas profundas ni en fandom duradero.
El informe muestra que casi la mitad de los usuarios que descubren música en redes sociales no la reproducen luego en streaming y que los oyentes más jóvenes rara vez exploran el resto del catálogo del artista. El resultado es un ciclo de descubrimiento que prioriza el momento viral por encima de la construcción de una relación a largo plazo entre artista y audiencia.
El embudo de descubrimiento está roto
Los datos de MIDiA son claros y revelan que los algoritmos actuales están optimizados para capturar atención pero no para convertirla en escucha profunda:
48 % de los usuarios que escuchan música en redes sociales no la llevan a streaming.
Los jóvenes de 16 a 24 años son los que menos avanzan en el embudo de descubrimiento y menos exploran catálogos completos.
En TikTok, solo el 26 % de quienes siguen a un artista después de descubrirlo llegan a escuchar más de su música.
Más allá de los datos: cómo cambiar el ciclo
La solución no es producir más contenido viral sino rediseñar el camino que conecta a los oyentes con los artistas. Algunas ideas para la industria:
Primera impresión con propósito: que el primer contacto no se quede en un hook de 15 segundos, sino que invite a conocer la narrativa y el mundo del artista.
Invertir el embudo: usar el streaming como punto de partida del descubrimiento —donde se puede escuchar la canción completa— y luego llevar la conversación a las redes para expandir la historia.
Identificar microaudiencias: aprovechar los datos de consumo para detectar quiénes tienen mayor potencial de convertirse en superfans y dirigir hacia ellos esfuerzos de marketing.
Medir lo que importa: pasar de métricas de alcance (views, likes) a métricas de conversión de catálogo (streams por usuario, saves, crecimiento de oyentes mensuales).
De los algoritmos a las relaciones
Los algoritmos seguirán siendo aliados valiosos para detectar tendencias y amplificar el alcance, pero no reemplazan el trabajo de construir identidad y conexión emocional. El desafío está en transformar la viralidad en un verdadero camino hacia el fandom.
Si seguimos optimizando únicamente para el siguiente clip viral, corremos el riesgo de llenar las plataformas de éxitos fugaces y dejar a los artistas sin cimientos. La verdadera innovación será usar los datos y los algoritmos no para producir más virales, sino para diseñar relaciones sostenidas entre música y audiencia.






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